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Un cordón, un hueco, un hilo / 12.06.24 .Ella ya no está aquí, pero hace 58 años me dio la vida. Dicho así suena a novela barata, lacrimógena, como tantas ahora vestidas de modernas que parecen haber inventado el cordón que une a un hijo con su madre. La mía ya no está pero su hueco sigue intacto recordándome cada día algo, un hilo nuevo, uno viejo, un silencio con el que reprobarme o decirme algo que ella cree importante y seguro que lo es. Aún no he soplado ninguna vela ni creo que lo haga. Qué largo se hace todo: esperar, tratar de existir de una forma decente, dejar que pasen los días y traigan noticias de ese manuscrito que tiene alguien y que escribí para ella. Cuando finalmente lleguen colocaré mil velas en fila india y trataré de coger todo el aire que pueda en mis pulmones. De momento me queda esta tarde y puede que esta fotografía en la que salgo en sus brazos en algún lugar de playa de San Juan. El olvido es terco, impasible. No sabe nada de nosotros ni le hace falta. Su trabajo consiste en allanar el camino para que vengan otros y hagan lo que puedan, que lancen sus dados y prueben fortuna, y a la vez, cortésmente, nos da a entender que nos apartemos un poco para dejarles paso. Otro cumpleaños, el segundo sin ti. Gracias por haberme traído a la fiesta.